lunes, 13 de enero de 2014

EL PARTICULAR UNIVERSO DE JACQUES TOURNEUR






Los que me conocéis un poquito, ya sabéis de sobra de mi afición por la Divas de antaño, pero no sé, algunos estoy segura de que sí, si tenéis conocimiento de mi admiración hacia el cine clásico de terror.

Bueno, la verdad es que éste, es un género que siempre me interesó bastante, y en el cual me inicié de la mano uno de los vampiros más populares de toda la historia del cine y de la literatura: Drácula.






Clásicos de la Universal como "Frankenstein", "La momia", " El hombre lobo" eran mis títulos favoritos hasta que descubrí un poco más tarde el universo de Tourneur.

No con esta observación quisiera desmerecer a esos monstruos que tantos buenos momentos me hicieron pasar, y que vivieron conmigo una buena parte de mi niñez, pero la primera vez que me encontré con Simone Simon en "La mujer pantera" (1942), supe que ese era el cine de terror que siempre había querido ver, y si hubiese sido directora de cine, el que me hubiese gustado dirigir.

Simone Simon, Irena en la película, es la femme fatal llevada al extremo. Es la belleza que enamora, que destruye a su paso, que mata, pero esta vez casi involuntariamente, porque la dulce Irena parece haber sido marcada de por vida con una maldición ancestral, o ¿tal vez es todo más terrenal de lo que parece? ¿Es Irena dueña de una mente diabólica camuflada entre tanta belleza? Esa es la magia de esta película, ya que el espectador puede sacar su propia conclusión porque no hay pruebas evidentes, sino tan sólo sugerencias que pueden ser interpretadas de diferente manera.


Un atmósfera perturbadora, acentuada por el blanco y negro más puro y en cuyo fondo se adivinan sombras que dejan volar la imaginación, sonidos escalofriantes como esos rugidos de las panteras en el zoo a medianoche, la sensación malsana de que la pasión de un enamorado se puede teñir de sangre en cualquier momento, ya que aunque el monstruo nunca se muestre de manera explícita, el espectador puede adivinar perfectamente el peligro que acecha.




El resultado de esta película, si tenemos en cuenta su bajo presupuesto y que fue concebida como un producto más de serie B, fue espléndido, ya que obtuvo una exitosa recaudación en taquilla, y el reconocimiento  de un director que se movía como pez en el agua en este tipo de género.

Así que tan sólo un año después Tourneur volvió a estremecer al público con "Yo anduve con un zombie" (1943), que de nuevo fue rodada con escasos medios económicos y técnicos, pero con un talento y una imaginación envidiables.



Frances Dee, encarna el personaje de una enfermera que por cuestiones profesionales se traslada a una isla caribeña a cuidar de una paciente, Christine Gordon, que se halla en estado catatónico desde hace algún tiempo.

Una vez allí tendrá que enfrentarse con oscuros secretos que la llevan a cuestionar su propio escepticismo.

Creencias y prácticas religiosas como el vudú, zombies, y un ambiente raro, acrecentado por el miedo a lo desconocido, a lo que puede no ser de este mundo. . Un vestuario, el de las damas, vaporoso e inmaculadamente blanco destacando entre tanta oscuridad, tambores lejanos en un clima ardiente que son preludio de bailes frenéticos, sacrificios y rituales peligrosos.








Una maravillosa fotografía, una manera de trabajar artesanal, laboriosa y detallista que hipnotiza, que te engancha irremediablemente a la pantalla, y que me hace pensar cuanto queda por aprender, aún hoy en día, de estos antiguos artesanos del cine.


Tras acabar el rodaje de "Yo anduve con un zombie", y viendo la maravillosa acogida con que eran recibidas este tipo de películas, Tourneur se embarcó en un nuevo proyecto que llevó por título "El hombre leopardo" (1943).

En el año 1957, y tras haber rodado películas tan imprescindibles como "Retorno al pasado", "Días de gloria", " El halcón y la flecha" o "Berlín Expres", volvió al género que le diera la fama en sus inicios y rodó una película llamada "La noche del demonio", con la que demostró su gran dominio para contar historias de terror.








En los años sesenta Tourner se despidió del cine, con "La ciudad sumergida" (1965), una película de ciencia ficción y aventuras, en la que participó como actor principal uno de los reyes del género como fue Vincent Price, y con la que el director de nuevo dio muestra de su talento.



Quiero dedicar este post a mi amigo Miquel Zueras, autor del blog Borgo, que sé que comparte mi afición hacia este tipo de cine.

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